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Mario Bunge

Las rebeliones estudiantiles de la década de 1960, en particular el mayo parisién de 1968, habían sido apropiadas por la inexactitud posmoderna. Un paredón blanco en la Universidad de Fráncfort amaneció pintado con la leyenda Lernen macht dumm: “Estudiar atonta”.

En algunos lugares, los bárbaros fueron más lejos: en Buenos Aires defenestraron el microscopio electrónico de Eduardo De Robertis; en Montreal montaron una gran manifestación que exigió la francización de la McGill y al año siguiente incendiaron el centro de cálculo de la Sir George Williams University. Ni en Berkeley, ni en París o Montreal exigieron mejoras académicas, por ejemplo, de los estudios sociales. Se proponían hacer ruido, no luz.

Mario Bunge, Memorias entre dos mundos, Barcelona, 2014, p. 204

Mario Bunge

No es por casualidad que la mayoría de los economistas neoclásicos son profesores, y que en cambio los expertos en administración no usan la economía neoclásica y se inclinan frecuentemente por la escuela institucionalista, la que preconiza la intervención redistribuidora, moderadora y reguladora del Estado.

Mario Bunge, ‘Hayek: ¿economista o ideólogo?, in Elogio de la curiosidad, Buenos Aires, 1998, pp. 75-76

Mario Bunge

En [1935] el mundo industrializado contaba más de treinta millones de desocupados. Al perder el trabajo habían quedado prácticamente fuera de la economía de mercado, y muchos había perdido la confianza en el capitalismo. La solución, para un número creciente, era el socialismo, fuese rosado o rojo. Hoy día hay casi el mismo número de desocupados en la misma área geográfica, pero la clase trabajadora no se radicaliza ni moviliza, y los partidos socialistas pierden terreno a menos que se tornen conservadores. […]

Hoy todos los países industrializados tienen dos instituciones que explican la diferencia. Una es el régimen de seguridad social, la otra es la televisión masiva. La primera le ha robado el viento a las velas de la nave socialista. La segunda hace más llevadera la pobreza e invita a la inacción. Entre las dos han causado una de las revoluciones sociales más profundas de la historia, y la única que no ha derramado ni una gota de sangre.

Mario Bunge, ‘Socialismo y televisión’, in Cápsulas, Barcelona, 2003, p. 206

Mario Bunge

Los lacanianos se interesan solamente por la práctica psicoanalítica: no les interesa saber si esa práctica es fundada o infundada, eficaz o ineficaz. Se ponen en la posición del terapeuta que vive de su trabajo, no del paciente que le paga la consulta. Al paciente, en cambio, debiera interesarle saber qué dicen las estadísticas acerca del poder curativo de las doscientas y pico de escuelas de terapia verbal. Al fin y al cabo, están en juego su salud mental y su billetera.

Mario Bunge, ‘El psicoanlálisis: ¿ciencia o macaneo?’, en Vistas y entrevistas, 2nd ed., Buenos Aires, 1997, pp. 235-236

Mario Bunge

El sistema mundial nació el 12 de octubre de 1492. Como es sabido, el parto fue doloroso, ya que involucró la subyugación de centenares de pueblos en cuatro continentes. Para millones de personas, su cristianización fue literalmente su crucifixión.

Mario Bunge, Tres mitos de nuestro tiempo: virtualidad, globalización, igualamiento, Santa Fe, 2001, p. 29